martes, 1 de noviembre de 2011

TU VERANO 2010 PARTE 1

Hola a todos, bienvenidos a una edición más de checoworld. En esta ocasión les traigo a la venta una de las producciones más baratas que he creado: TU VERANO 2010. Una de las entradas no muy leídas por el público pero muy querida por este autor. Me llegaron muchos mails preguntándome cuál era la razón de mi ausencia en este blog. La respuesta es muy simple, tengo cosas que hacer y la vida escolar me exige. Gracias a la cantidad de mails, a la bondad de los productores al autorizar otro proyecto y a mis ganas de matar tiempo… He decidido escuchar la voz de los fans y escribir sobre el verano pasado. Por cierto, como la publicación pasada, está compuesta de dos partes.

Retomando la experiencia pasada con aquellos niños, mis largas vacaciones de verano y la grandiosa noticia que recibí un día antes de la primer reunión de monitores (más tarde, si tengo tiempo, publicaré sobre eso), me orillaron a integrarme por segunda ocasión a “Tu verano 2010”. Recuerdo el primer día, me desperté a las 8 de la mañana, me encontraba en casa de un amigo de los scouts. Traté de ponerme más guapo y tomé el transporte que me llevaría a nuestro centro de reuniones. Mi celular no paraba de sonar porque una noche antes había recibido una broma de muy mal gusto y querían pedirme disculpas. Tuve que ponerlo en silencio para que no me arruinara la mañana.

Al llegar a la reunión, me encontré con varios personajes del año pasado tocando el timbre porque la puerta no la abrían. También vi caras nuevas pero nada fuera de lo común. La costumbre del año pasado se repitió, nos presentamos y se nos volvió a explicar cuál era la finalidad del curso. Debido a que había más candidatos a monitor, se nos explicó que habría eliminaciones días antes de iniciar el curso. Sinceramente no le puse atención nunca creí posible este hecho. Después pasamos a la parte de los juegos. Generalmente por ser el primer día uno busca impresionar a los demás mediante alguna hazaña extraordinaria, en este caso me pulí pero no precisamente con lo que esperaba. No recuerdo bien de que trataba el juego, solo sé que teníamos que impulsar un carro de supermercado y levantar unas pelotas. A la hora de tomar el carrito todo iba bien, me impulsé un poco más rápido y en menos de dos segundos ya estaba en el suelo con todo y pelotas. Las risas no se hicieron esperar.

El curso de primeros auxilios no se hizo a esperar, preguntas como “¿Está usted bien?” y “¿Te estás ahogando?” marcaron el inicio de ese verano. Mientras contábamos los días para asistir al campamento de monitores 2010, nos dedicamos a volantear unos días. El primer día de los volantes no lo olvidaré. Justo antes de partir le comentaba a Karen, una amiga del año pasado, una historia sobre Sigue Sigue Sputnik, de cómo Martin Degville era abucheado por el público y lanzó el famosísimo “FUCK YOU!” en medio de la canción.

Mi equipo estaba compuesto por Adriana y Yosabeth. Fuimos a repartir en unas unidades. Al llegar me percaté de la presencia de un animal muy temido por este autor, algo tan peligroso que incluso me atravieso la calle con el solo hecho de verlo, me refiero a los perros. Desde que llegamos, Adriana se la pasó “hablando” con el perro, en esos momentos mis pensamientos no eran de lo más positivos. Comenzó la repartición y parecía que había contratado un escolta, ese perro no dejaba de perseguirnos. Después de unos minutos creí que el peligro había pasado pero se acercaba peor. Al parecer ese animal espero con ansias a que bajara mi guardia ya que al bajar de uno de los edificios en dónde estábamos repartiendo, me sorprendió cómo me estaba esperando debajo de este. Nos miramos a los ojos como si nos quisiéramos pero ambos sabíamos la falsedad de mi pensamiento. No pude contenerme más y decidí correr hacia dónde estaba Yosa (se encontraba a unos 10 metros de mi) pero al parecer tuvo miedo porque se escondió atrás de mí. Volví a correr como loco hacia el edificio más cercano. En menos de tres segundos había subido tres pisos. Al momento de volver a voltear me di cuenta que ya no había ningún perro, busqué por todos lados pero no estaba, era como si hubiera sido asustado por un animal fantasma. Para esos momentos, además de asustado, quería irme de ese lugar así que nos dimos presa con la repartición. Bastaron 10 minutos para que a lo lejos viera a la criatura, para mi fortuna ya íbamos de salida.

Afortunadamente no volví a correr peligros extremos en las volanteadas siguientes, fueron mínimos. Pareciera que a los chicos organizadores del curso les gustan las emociones extremas y por esa razón hacen un campamento para monitores cada año, les gusta cerrar el ciclo de capacitación de esta forma. En esta ocasión sí conocí la palabra peligro pero de alguna forma sobreviví. Nuestro destino era el mismo del año pasado, lo cual estaba bien porque ahora si quería conocer ese lugar. Este año íbamos poco más de quince personas, la verdad no recuerdo bien el número y los nombres.

El inicio de la travesía comenzó, o más bien, debió comenzar el dos de Julio a las doce pm. Cómo la orden del día lo marcó, nos encontramos en nuestro punto de reunión a la hora establecida. Solamente faltaban dos miembros: Arly y Karen. La primera estaba en la escuela, la segunda no recuerdo pero llegó muy tarde. Partimos pasando las 3 pm, llegamos a la central de autobuses y el nuestro salía a después de las 5pm. Llegamos muy rápido, antes de las 7pm ya estábamos tocando el pueblo de San Rafael. Lobo (Pedro) habló con las personas de ahí para recibir un mensaje que me puso de nervios todo el camino. Tal mensaje era que tuviéramos precaución porque últimamente había muchos robos. Siguiendo esa advertencia empezamos nuestro trayecto y comenzamos a subir. El mapa de la entrada hacía ver que las distancias eran muy cortas. Caía la noche y me di cuenta que no fue tan corto como el mapa me lo dijo. Para adornar la noche empezó a llover, saqué mi impermeable y también me adorné.

Al frente de la caminata casi siempre estábamos Arly, Lobo y yo. El tiempo se pasaba rápido porque íbamos hablando. A veces Pedro decía que nos detuviéramos porque algunos iban con un paso más lento y no podíamos dejarlos atrás. Prácticamente nos iba cuidando a todos. Alrededor de las diez de la noche nos encontrábamos al frente Arly y yo, Pedro se regresó porque alguien se sentía mal a causa del agotamiento. En ese pequeño lapso hubo otro suceso realmente espantoso. De repente Arly y yo escuchamos unas voces que decían “¡Quién anda ahí!”. En ese momento nos detuvimos, se veían sus lámparas a lo lejos. En ese momento valoré mi vida, me espanté demasiado. Los que iban atrás nunca se dieron cuenta de lo que pasaba, pocos percibimos este hecho. Arly emitió un ruido para que Lobo se acercara y rápidamente lo hizo. Después de un breve diálogo se revelaron las identidades de estos sujetos, se trataba de 3 personas que también querían llegar a nuestro objetivo. Al hablar nos compartieron un detalle que ni yo me había percatado pero que compartíamos tanto ellos como nosotros: Estábamos perdidos.

Era muy cierto, ya habían pasado casi cuatro horas y no veíamos nada. La lluvia hacía nuestro paso más cuidadoso para no resbalarnos, algunas de las niñas estaban muy cansadas y los chocolates se agotaban. En una ocasión el camino se dividía en dos, uno de nuestros invitados sorpresa inspeccionó brevemente uno y Pedro y yo fuimos hacia el contrario. Como mi lámpara alumbraba muy bien, nos dimos cuenta que no íbamos tan perdidos como creíamos porque nos encontramos con un pequeño contenedor de agua, se veía espectacular. Al ver esto, Lobo recordó el camino y decidió cuál íbamos a tomar.

Pasaban las doce de la noche y aún no dábamos con aquel lugar prometido desde hace un año. El equipo comenzaba a cansarse, como consecuencia a desalentarse. Lobo siempre decía que ya estábamos por llegar. Después de tantas veces escuchar lo mismo ya no le creía. Karen era la más agotada de todos, ella si se detuvo varios instantes a tomar un descanso. Alguien propuso acampar en dónde fuera para continuar al día siguiente porque la mayoría ya se había fastidiado. Como bien saben, quién escribe este texto es muy necio y prefirió por seguir hasta llegar. De este modo les decía a mis compañeros que diéramos un poco más de nuestro esfuerzo. Tal vez no soy muy emotivo al expresarme, supongo que ni ellos han de recordar este hecho.

Llegamos a un terreno plano, no era muy grande. Lobo volvió a decir que ya estábamos cerca. Esta vez sonaba más convencido, era cierto, en menos de diez minutos llegamos al fin a San Rafael. No logré contemplar el paisaje porque la noche y la niebla no dejaban percibirlo. Solo se veían las estrellas. Sin embargo la lluvia no se detenía pero aun así logramos instalarnos sin problemas. Lo segundo que hicimos fue cenar y convivir un poco.

Después de un largo caminar, mis piernas comenzaban a sentir el desgaste sufrido. En ese entonces fue cuando me di cuenta que no estaba tan energético como yo creí. Pasamos a nuestras respectivas casas de campaña para descansar un poco. En esta ocasión no estuve en soledad como el año pasado, me fui con otras dos personas, Richi y Yosa. Tuvimos una de esas conversaciones que si alguien que no entiende nuestro contexto las escucha, todo podría malinterpretarse. Afortunadamente quién quedaba mal era Yosa. Mientras dormía no sentía frío, Yosa nos compartió su cobija.

En la mañana me percaté que no sentí frío porque me apañé toda la cobija de Yosa, como consecuencia ella sintió lo que yo no sentí. Al salir ahora sí podía contemplar el paisaje y el partido de futbol. Rafa tuvo la brillante idea de traer un radio, además nos alegró esa parte del día con unos chistes. Había un contenedor de agua y podíamos limpiarnos ahí aunque estaba muy fría. Desayunamos, nos tomamos una foto, aquella gloriosa foto con más de 1000 comentarios en Facebook. Tan gloriosa estuvo la foto que se me presentó la oportunidad de escribir el comentario número 1000 pero Yosa tuvo la ocurrencia de arruinarlo con una expresión muy tonta. Lo peor es que ella fue la ofendida. En fin, regresando a la historia, nos preparábamos para el regreso.

Comenzamos a bajar, me mentalicé para otras 6 horas de camino. No ocurrió algo fuera de lo normal, solamente Paco se cayó y parecía ermitaño porque se apoyaba de un palo. En el autobús de regreso intentaba dormir pero como siempre, tuvieron la pertinencia de molestarme mientras lo hacía. Mi neurosis salió a flote y logré generar un espacio de respeto y soledad. Llegamos al curso agotados listos para la siguiente semana, en dónde se realizaría la eliminación para ser monitor.


Así es como despido esta primera parte. Espero haya sido de su agrado, se viene lo bueno en la parte final de esta historia. Comenten y gracias.

1 comentario:

andy dijo...

checooo amor juro que lo leeiii todo y quero leer mas :D por eso te amo me emcionas un buen <3 :3