miércoles, 6 de febrero de 2013

Distintas formas de morir



Bienvenidos a una edición más de Checoworld. He cumplido mi promesa de postear una vez por semana ¿Difícil de creer cierto? Bueno, esta vez hablaré de cómo él protagonista de este blog ha “burlado” a la muerte… Son anécdotas interesantes que cuando suceden nos hacen reflexionar mucho.
Antes de comenzar quisiera agradecer a las personas que comentaron mi último post. Uno me pidió tomar mi post para publicarlo en otro lado, por supuesto que acepto solamente que sería más fácil si me contactaran a este correo: checo19_79@hotmail.com

La primera fue cuando tenía 4 años o igual menos. Apenas tenía memoria pero lo recuerdo bastante bien. Estaba en mi triciclo y le dije a mi papá de manera dulce e inocente “Qué pasa si me aviento con el triciclo a las escaleras?” No recuerdo la respuesta de mi papá pero en ese momento me dirigí con mi triciclo hacia las escaleras para ver que me podía pasar… Afortunadamente mi padre corrió y me detuvo, ¡Gracias papá!

Otra fue cuando tenía 13 años aproximadamente. Estábamos en Veracruz, nos dirigíamos a un lugar que no recuerdo su nombre. Nos dirigíamos hacía ese lugar porque a mi tía se lo habían recomendado. No contábamos con que la carretera estuviera horrible, había muchas curvas y hacía un calor espantoso. 

En una de las subidas, después de tomar una curva, vimos un tráiler que intentaba rebasar a otro carro, para eso se metió en nuestro carril ¡Estaba a punto de estamparse con nosotros! Todos se agarraron de algo, mi primo que iba manejando se sujetó al volante, mis hermanos a los asientos y yo que iba en medio no me sujeté a nada. Solo me quedé viendo, me paralicé. De milagro el tráiler logró irse a su carril y también mi primo se salió un poco de la carretera para evitar el impacto aunque como estábamos en cerro si se salía de más también hubiéramos muerto.

La última de mis anécdotas fue hace como 1 año. Quedé de verme con mi hermana afuera de su trabajo, cerca del centro de la ciudad. Vi la oportunidad perfecta para cruzar el otro lado de la calle, que por cierto estaba muy extensa. No lo hice por las esquinas, como se debe. La callé la crucé trotando debido a que no sabía en qué momento se pondría el verde para los automóviles.

En el último carril había un camión muy grande de transporte público. Ese último tramo lo pasé corriendo un poco más rápido. Entre el tramo del camión y la banqueta sentí un golpe pero no vi que era. Al llegar a la banqueta me di cuenta que era una moto. 

La moto había tomado esa pequeña distancia que estaba entre el camión y la banqueta para avanzar, supongo que para los idiotas que hacen eso creen que es un atajo aunque tarde o temprano tendrán que frenar con el semáforo. Mi codo solamente se golpeó con su espejo pero de haber pasado un poco más rápido me hubiera atropellado.

Al llegar a la banqueta la gente me miró, yo caminé como un sobreviviente pero también me quedé con una cara de reflexión sobre aquellos segundos que hicieron la diferencia entre vivir o morir.  En realidad también tuve responsabilidad en esto al no atravesar la calle por la esquina.

Por último solo quiero añadir que como hemos visto, algunas veces hemos estado a punto de morir de manera inconsciente, otras no están en nuestras manos pero también están aquellas que por no tener una cultura (en este caso del peatón). Sería interesante que comentaran las maneras en que han estado a punto de morir…

Próximo post 616.

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