lunes, 9 de mayo de 2011

Crónica De Un Madrazo

Buenas noches queridos seguidores de checoworld. Hace mucho que no publico, generalmente lo hago cuando me aburro o cuando los fans me saturan mi correo. Esta vez fue por la segunda pero siendo sinceros fue porque hace dos días sucedió algo que cambió mi vida. En realidad no la cambió pero ya me tiene harto el hecho de que todos me vean en la calle y se me queden mirando. Algunos ya saben a qué me refiero pero en fin, tendré que explicarlo. Antes de comenzar quisiera hacer un recordatorio, estamos en el mes de Mayo lo cual es muy importante usar este medio de difusión masiva. El recordatorio es necesario precisarlo ya que a veces a uno se le ocurre programar las citas 4 meses con anticipación. Durante ese lapso uno hace acciones que pueden alterar el curso del evento, incluso uno ya no sabe si la otra parte asistirá a dicho evento. En fin espero que este mensaje llegue a las manos correctas y al menos avise en caso de negar la invitación para hace otros planes.
Ahora si comenzaré a escribir lo que me pasó hace dos días. Resulta que decidí renovarme practicando algo que se llama parkour. Para los que no saben me tomé una píldora de Wikipedia: “Parkour, también conocido como l'art du déplacement (el arte del desplazamiento'), es una disciplina o filosofía que consiste en desplazarse de un punto a otro lo más fluidamente posible, usando principalmente las habilidades del cuerpo humano. Esto significa superar obstáculos que se presenten en el recorrido, tales como vallas, muros, paredes, etc.”
Todo comenzó cuando el martes pasado me encontré a un amigo llamado Sebastián en el camión. Entre tanta cosas me dijo que hace un año practica parkour y es ahí cuando el protagonista de la historia (yo) decidió sin pensarlo dos veces preguntar en dónde tenía que ir para aprender. El viernes fue a buscarme con 2 de sus amigos los cuales serían parte de mi equipo de maestros, el trato fue cerrado y la cita programada para el día siguiente (sábado). A las 2:30 me ubiqué en el punto de reunión. De repente vi a una bolita de 5 chavos. Ellos eran como mi nuevo equipo. Llegamos a un parque el cual se convertiría el lugar de la práctica y a su vez el lugar que vería mi tragedia. Al principio calentamos, después aprendí cosas básicas. Se veía muy fácil y creo que no me costó trabajo aprenderlo porque algunas cosas las hacemos en judo. Después de alrededor de 30 minutos decidí hacer un salto… el salto que se convertiría en derrota.
La idea era estar sobre un cubo de cemento. Tenía una altura de un 1.20 cm más o menos. Si bien recuerdo el salto consiste en poner las manos sobre el cubo y los pies no tienen que tocar más que la superficie. Agarré valor porque se veía fácil y al momento de brincar mis pies tocaron los costados del cubo. Ese fue mi gran error ya que al aterrizar en el cubo me fui de frente. En ese instante mi cara y el cemento se conocieron a profundidad, tanta que al levantar mi cara todos los presentes se preocuparon. Yo les dije que estaba bien sin embargo ellos dijeron que lo mejor era ir al servicio médico. Yo me negué porque en realidad si me dolió pero no creí que fuera para tanto. Cuando me contaron que mi nariz comenzó a sangrar lo reconsideré más. No lo pensé dos veces cuando noté la gran hinchazón en mi nariz. Inevitablemente puse mi mano sobre mi nariz y sorpresa me llevé cuando vi mi mano embarrada de sangre. De camino al servicio médico les dije de nuevo a los chicos que no se detuvieran por mí, en realidad yo me sentía bien pero ellos insistieron.
En el servicio médico fui recibido por una enfermera no muy amable. No se veía muy contenta y su forma de hablarme no era la más adecuada pero como no tenía ganas de discutir le dejé que me hablara como quisiera. De todos modos yo llevaba las de perder. Me limpió la nariz, me comentó que posiblemente tenía fractura. La idea fue descartada aunque me recomendó sacarme una radiografía. Me colocó una gaza y fui al baño para ver mi nariz. Cuando me vi solo estaba la gaza así que no podía notar la herida.
Al llegar a casa mi madre me interrogó y todas esas cuestiones de procedimiento. Al día siguiente me revisó una tía que es doctora. Me quité la gaza y al ver mi nariz no podía creer lo que miraba. Logré entender porque mis amigos insistieron tanto en atenderme. Tengo la herida más notoria que jamás me haya provocado. Generalmente las que me hago son internas pero esta es de esas en las que tienes que mirarme forzosamente. La familia me hizo bromas las cuales tuve soporté… bromas como la típica caída por borracho hasta la de ser violentado. Total que mi tía me dio tratamiento.
Hoy por la mañana la gente me miraba, en realidad miraban más a mi nariz. Al llegar a la escuela la diferencia fue que como ahí me conocen tuve que soportar muchos “¿Qué te pasó?” además de las miradas. En algún momento cuando algún conocido me miraba solo decía “me caí”. Algunos no me creyeron, lo hicieron cuando conté la historia que estoy narrando. De regreso fue lo mismo, la gente me veía con ojos de asombro. En ese momento es cuando uno quiere ser visto por sus logros, cuando uno recibe una medalla o hasta cuando saca un diez en algún examen difícil de lograr. Lo que menos espera uno es ser observado por las heridas que traes, por las cicatrices o alguna característica que levante morbo pero así es la gente. Seguramente fui objeto de conversación para muchos desde el momento en que me caí.
Bueno espero que con esta entrada disminuyan las preguntas. Sería todo de mi parte y al menos esta entrada creo que no fue escrita por aburrimiento, más bien la escribí para dar esa explicación tan maravillosa que todos esperan oír. La foto la tengo en mi Facebook. No olviden dejar su comentario. Sería todo y hasta la próxima.