jueves, 3 de noviembre de 2011

TU VERANO 2010 PARTE 2

Hola queridos fans, aquí les traigo la segunda parte. Por cierto, agradezco que esta sea la parte final porque la primera no fue muy exitosa. Les dejo el link de la primer parte por si se lo perdieron: http://checoworld.blogspot.com/2011/11/tu-verano-2010-parte-1.html Sin más espera, aquí está la segunda y última parte.


La última volanteada la realicé con Carla, Rafa y algún otro personaje que no recuerdo bien, seguramente no fue trascendental en esta parte de la historia o tengo muy mala memoria. Como fue en sábado se prestó que mucha gente pasaba, los tianguis apoyaron mucho. Compramos una fruta muy rara pero muy rica. Entre más rápido termináramos y llegáramos al curso, conoceríamos quién se quedaría este año en el curso. La idea de que hubiera una eliminación no la contemplé mucho porque en el 2009 solo se fue una persona por deshonesta. El 2010 se llenó de más personas, por lo tanto creí en una eliminación.


Ya estábamos todos en el curso, comimos hot dogs patrocinados por el curso e inmediatamente comenzó la ceremonia de eliminación. Me sentí como reality show, solo había lugar para once personas de veinte candidatos. Nos tomamos de las manos, Lobo nos felicitó por el esfuerzo de aquel mes tan agotador. La dinámica era la siguiente: Escuchabas tu nombre, vas por tu playera. Las playeras se repartían por edad, de menor a mayor, es decir, las primeras monitoras en recibir su playera fueron las de 4, 5 y 6 años. Ya estaba mencionando Lobo el grupo de 8, 9 y 10 años, quedaban 5 lugares. Adriana, mi amiga de la prepa y la persona encargada de llevarme al curso, recibió su playera. Quedaban 3 lugares, a esas alturas comencé a temblar por mi lugar. Al parecer ese grupo requería de dos monitores así que mi nombre fue el siguiente y tomé mi playera. Los siguientes 2 lugares fueron para esas personas que no podían faltar en el curso porque eran de mi agrado, Richi y Paco.


Por supuesto que hubo molestias por parte de algunos porque algunos “veteranos” no se quedaron y algunos odiosos sí. Para bien eso no afectó el transcurso de la historia o de la amistad. Los papeles ya habían sido entregados, ahora solo faltaba esperar unas cuantas horas para dar inicio al curso más loco de la historia. Incluso lo bautizamos con un nombre muy peculiar que no revelaré aquí pero coincidía perfectamente con lo ocurrido y vivido ahí.

El primer día Adriana y yo estuvimos a cargo de los chicos de 8, 9 y 10 años. Varios de ese grupo estuvieron conmigo el año pasado así que sabía cómo tratarlos. Destacó el hecho de que los más “activos” fueron los más acumulados. No solo eso, también hubo personajes que han hecho historia a lo largo de ese curso de verano. Al parecer Adriana y yo estábamos frente a un gran reto. Sin embargo el grupo no pasaba de veinte niños, al menos los primeros 3 días fueron fáciles.

El problema comenzó un viernes, cuándo cada monitor tiene que crear un nombre y porra para su equipo. Tuve la fortuna de contar con la creatividad de mi compañera pero con la desventaja de que solo 5 niños estaban interesados en la actividad. Por lo tanto, se me presentó el reto de asegurar que los otros niños se interesaran, o al menos fingieran, en la actividad. Por supuesto que terminó en un completo desastre, era el recreo y no terminábamos, por suerte la porra salió y como buenos actores nuestro “performance” estuvo aprobado.


La primer salida tuvo su emocionante apertura, el cine. Es el lugar dónde más niños van, la película proyectada fue “Karate Kid”. A pesar de la problemática que es llevar a un grupo de niños en plena rebeldía, tuve que ver una película espantosa. Al llegar fue un caos acomodarlos, iban muy inquietos. Para ese entonces el grupo ya pasaba de los 20 niños. Al sentarlos seguían inquietos, creímos que al empezar la película todo iría bien pero no fue así. Hubo muchas quejas por parte de las otras personas, por supuesto que también nos llevamos nuestra regañada pero como sea, salió todo bien.


Cayó la segunda semana y el cansancio se hizo notar. El grupo seguía creciendo, los niños no dejaban de llegar. En ese curso, en esa semana, hubo algo que creo jamás olvidaré o más bien, una persona. Un niño demasiado inquieto llamado Alan (6 años) no podía permanecer más en su grupo y fue enviado al nuestro. A la primera hora de la mañana nos percatamos de dicha decisión. Todo empezó cuándo Alan quería treparse en un poste, tomé su mano y no lo dejé actuar. Hizo el típico berrinche que ya me esperaba, lo ignoré. El berrinche se hizo más fuerte y Adriana llegó en mi auxilio. Alan optó por un plan B, morder y escupir. En ese instante no sabía realmente que hacer, fue algo inesperado, no creí que pasaría eso y más en un niño con esa edad. Recurrimos a llevarlo prácticamente en contra de su voluntad con nuestro director, lobo. Alan descansó dos días (suspendido) en su casa para reflexionar sus acciones.


Pasaron dos días y Alan pasó la puerta que todo niño cruza al ingresar al curso. El solo hecho de recordar todo lo ya vivido me daba susto. Inesperadamente hizo algo que jamás me había pasado por mi mente, es un suceso inexplicable pero de algún modo reflexionó sus acciones. No sé qué pasó en esos dos días pero era otro Alan, me hablaba bien y estaba a mi lado todo el tiempo. Cambió demasiado, aunque su comportamiento era el mismo con los demás. De verdad obtuve una gran ventaja porque al menos lo hacía entender un poco sobre sus acciones. Me sentí como Ash de pokemón a lado de Pikachu.


Mientras todas estas actividades con los niños eran desarrolladas, otro tipo de eventos (chismes) sucedían en el curso. La segunda salida estuvo plagada de dimes y diretes. A ese paseo no asistí, se me dio el día y preferí entrenar judo. Casualmente, después de la segunda salida era el famoso día “al revés”. Literalmente así fue o al menos para mí. Mis emociones se vieron afectadas, ahora estaba triste, no sabía explicarlo, el día estaba nublado, lo cual empeoró las cosas. Los chismes se hacían más grandes y me enteraba de cosas absurdas. Alan no se dio cuenta de mi estado de ánimo pero sin duda alegró algo de ese día. Al terminar la jornada estuve hablando un buen rato con Richi. Conversamos varias cosas y mi habilidad de analizar las cosas se hizo notar. Le eché la mano en unas cuestiones, el a mí también me ayudó mucho, seguramente cuándo lo lea no podrá creer esta afirmación.


Ese día estuvo muy raro, el ambiente se percibía muy extraño. Fue una sensación inexplicable, sirvió como base para una serie de eventos que marcarían mi vida en los próximos seis meses. Al parecer nunca había hablado de esto, seguramente mis otros amigos ni han de recordar esto, seguramente Richi no cree haber marcado tanto ese día de mi vida. Llegué a “filosofar” como nunca, esa noche no pude dormir. Aunado a ello una de mis canciones favoritas (no hace falta mencionar el grupo) acompañó ese momento, Dancerama.


Basta ya de hablar de aquel momento cursi, tal vez ya tenga harto a mis lectores. No es lo mismo leer que sentir, aún carezco de esa habilidad para describir a detalle aquellas sensaciones. La tercer semana estuvo aún más explosiva, si se le puede llamar así. Por segunda ocasión fui solicitado para ir a “Beraka”, un grandioso parque. Sobre los niños me limitaré a decir unas cuántas palabras: “Padres, CUIDEN A SUS HIJOS”. Espero esto sí lo tomen como seriedad, por cuestiones ajenas a mi no describiré los motivos por los cuales lanzo estas declaraciones. Sería como ventilar la vida personal de muchas personas que no me han autorizado hablar de eso.


De lo que si puedo hablar es sobre mi primer borrachera, que se vio opacada por Erik. Un amigo que en ese entonces ingresaba a la prepa y decidimos darle una bienvenida. En realidad no me puse tan ebrio, solo tuve ligeros mareos. No es la gran cosa y solamente lo hago cada verano con estos amigos porque me dan la confianza de hacerlo. La otra cara de la moneda la dio Erik, en menos de media hora su estado no era el mejor. Ana lo cuidó durante el baño, de hecho tengo la foto. Adriana tenía miedo (Erik es su hermano) por lo que sus padres podrían hacer pero en realidad no pasó algo. Supongo que desde ese día aprendiste la lección.


Una vez más el chisme corrompió el curso y todos se enteraron de las declaraciones que emití aquel día, las cuales arrasaban a ciertos personajes. Mi participación en el curso estaba por cerrar. En la cuarta semana, lobo tomó la decisión de pasarme al grupo de 4 años para apoyar a Ana y Yosa. De alguna manera estuvo bien porque en ese entonces el grupo pasaba de los 30 niños y era apodado “El grupo de la muerte”. Me llevé a Alan y partimos hacía otro reto. Al llegar con esos niños me di cuenta que requieren muchos cuidados pero son muy tranquilos a pesar de todo. Todo salió como lo planeado. Por otro lado, los chicos de 8, 9 y 10 no les fue grata la noticia de mi cambio. Mucho menos recibieron con buenos ojos a su nuevo monitor, Brandon. Tanto malestar causó que rompieron sus lentes. Fue cuándo me di cuenta que en verdad me extrañaban, incluso hicieron más relajo con tal de que personalmente los fuera a parar.


Finalizó la cuarta semana, tuve que abandonar el curso en la última semana pero no sin perderme la clausura y el campamento de niños. El campamento estuvo relajado, para ese entonces mi situación con vario no era la adecuada. Esa noche Pete dio mucho de qué hablar pero como los caballeros no tienen memoria, ya sabrán lo demás.


Mi situación empeoró cuándo me tomé dos tazas de café. Tenía nauseas pero no salía nada. Me dio mucha fiebre y escalofrío. La enfermera Adriana (no es la monitora) no atendía a mis llamados. Al parecer estaba muy distraída con otro de los personajes de este curso o no sé qué pasó. Hasta que realmente no me vio grave me atendió. Me recosté en el sillón y dormí un poco. Desperté con el mismo malestar pero al menos ya podía levantarme. Todos me decían que tenía un aspecto terrible, tomé otra ronda de sueño para alistarme a la clausura.


Llegué en el momento de la apertura, en ese momento vi a los niños reunidos y me dieron ganas de llorar. Vi a Alan, supe que tal vez era la última vez que lo vería. Me contuve las ganas de llorar al ver a mis compañeros por simple orgullo. La ceremonia de clausura fue todo un éxito. Más tarde mis amigos me compartieron que también tenían ganas de llorar pero el orgullo les ganó. Comimos pizza, convivimos un rato y cada quién se fue a su casa. Más tarde regresé al curso para echar relajo con Jenny, Pete, Carla y Rafa pero nada fuera de lo normal.


Para terminar, se dieron muchas situaciones indescriptibles. Obviamente no todo está plasmado en esta publicación. Es cierto que tuve problemas con algunas personas pero tengo mis razones y al menos quién las tiene que saber las sabe. Sin duda fue un excelente año, seguramente olvidé narrar uno que otro suceso interesante. Si es así, tal vez lo retome cuándo haga una segunda edición.


Otro hecho a agregar es el verano del 2011, tal vez no sea publicado. Como lo he dicho en otra entrada, checoworld dejará de existir tan pronto y cierre con otro tema. Es un 80% segura esta decisión. Al menos no escribiré en 6 meses pasando la última entrada oficial. De esta forma me despido, agradeciendo a todos y cada uno de los que hicieron posible ese año.

martes, 1 de noviembre de 2011

TU VERANO 2010 PARTE 1

Hola a todos, bienvenidos a una edición más de checoworld. En esta ocasión les traigo a la venta una de las producciones más baratas que he creado: TU VERANO 2010. Una de las entradas no muy leídas por el público pero muy querida por este autor. Me llegaron muchos mails preguntándome cuál era la razón de mi ausencia en este blog. La respuesta es muy simple, tengo cosas que hacer y la vida escolar me exige. Gracias a la cantidad de mails, a la bondad de los productores al autorizar otro proyecto y a mis ganas de matar tiempo… He decidido escuchar la voz de los fans y escribir sobre el verano pasado. Por cierto, como la publicación pasada, está compuesta de dos partes.

Retomando la experiencia pasada con aquellos niños, mis largas vacaciones de verano y la grandiosa noticia que recibí un día antes de la primer reunión de monitores (más tarde, si tengo tiempo, publicaré sobre eso), me orillaron a integrarme por segunda ocasión a “Tu verano 2010”. Recuerdo el primer día, me desperté a las 8 de la mañana, me encontraba en casa de un amigo de los scouts. Traté de ponerme más guapo y tomé el transporte que me llevaría a nuestro centro de reuniones. Mi celular no paraba de sonar porque una noche antes había recibido una broma de muy mal gusto y querían pedirme disculpas. Tuve que ponerlo en silencio para que no me arruinara la mañana.

Al llegar a la reunión, me encontré con varios personajes del año pasado tocando el timbre porque la puerta no la abrían. También vi caras nuevas pero nada fuera de lo común. La costumbre del año pasado se repitió, nos presentamos y se nos volvió a explicar cuál era la finalidad del curso. Debido a que había más candidatos a monitor, se nos explicó que habría eliminaciones días antes de iniciar el curso. Sinceramente no le puse atención nunca creí posible este hecho. Después pasamos a la parte de los juegos. Generalmente por ser el primer día uno busca impresionar a los demás mediante alguna hazaña extraordinaria, en este caso me pulí pero no precisamente con lo que esperaba. No recuerdo bien de que trataba el juego, solo sé que teníamos que impulsar un carro de supermercado y levantar unas pelotas. A la hora de tomar el carrito todo iba bien, me impulsé un poco más rápido y en menos de dos segundos ya estaba en el suelo con todo y pelotas. Las risas no se hicieron esperar.

El curso de primeros auxilios no se hizo a esperar, preguntas como “¿Está usted bien?” y “¿Te estás ahogando?” marcaron el inicio de ese verano. Mientras contábamos los días para asistir al campamento de monitores 2010, nos dedicamos a volantear unos días. El primer día de los volantes no lo olvidaré. Justo antes de partir le comentaba a Karen, una amiga del año pasado, una historia sobre Sigue Sigue Sputnik, de cómo Martin Degville era abucheado por el público y lanzó el famosísimo “FUCK YOU!” en medio de la canción.

Mi equipo estaba compuesto por Adriana y Yosabeth. Fuimos a repartir en unas unidades. Al llegar me percaté de la presencia de un animal muy temido por este autor, algo tan peligroso que incluso me atravieso la calle con el solo hecho de verlo, me refiero a los perros. Desde que llegamos, Adriana se la pasó “hablando” con el perro, en esos momentos mis pensamientos no eran de lo más positivos. Comenzó la repartición y parecía que había contratado un escolta, ese perro no dejaba de perseguirnos. Después de unos minutos creí que el peligro había pasado pero se acercaba peor. Al parecer ese animal espero con ansias a que bajara mi guardia ya que al bajar de uno de los edificios en dónde estábamos repartiendo, me sorprendió cómo me estaba esperando debajo de este. Nos miramos a los ojos como si nos quisiéramos pero ambos sabíamos la falsedad de mi pensamiento. No pude contenerme más y decidí correr hacia dónde estaba Yosa (se encontraba a unos 10 metros de mi) pero al parecer tuvo miedo porque se escondió atrás de mí. Volví a correr como loco hacia el edificio más cercano. En menos de tres segundos había subido tres pisos. Al momento de volver a voltear me di cuenta que ya no había ningún perro, busqué por todos lados pero no estaba, era como si hubiera sido asustado por un animal fantasma. Para esos momentos, además de asustado, quería irme de ese lugar así que nos dimos presa con la repartición. Bastaron 10 minutos para que a lo lejos viera a la criatura, para mi fortuna ya íbamos de salida.

Afortunadamente no volví a correr peligros extremos en las volanteadas siguientes, fueron mínimos. Pareciera que a los chicos organizadores del curso les gustan las emociones extremas y por esa razón hacen un campamento para monitores cada año, les gusta cerrar el ciclo de capacitación de esta forma. En esta ocasión sí conocí la palabra peligro pero de alguna forma sobreviví. Nuestro destino era el mismo del año pasado, lo cual estaba bien porque ahora si quería conocer ese lugar. Este año íbamos poco más de quince personas, la verdad no recuerdo bien el número y los nombres.

El inicio de la travesía comenzó, o más bien, debió comenzar el dos de Julio a las doce pm. Cómo la orden del día lo marcó, nos encontramos en nuestro punto de reunión a la hora establecida. Solamente faltaban dos miembros: Arly y Karen. La primera estaba en la escuela, la segunda no recuerdo pero llegó muy tarde. Partimos pasando las 3 pm, llegamos a la central de autobuses y el nuestro salía a después de las 5pm. Llegamos muy rápido, antes de las 7pm ya estábamos tocando el pueblo de San Rafael. Lobo (Pedro) habló con las personas de ahí para recibir un mensaje que me puso de nervios todo el camino. Tal mensaje era que tuviéramos precaución porque últimamente había muchos robos. Siguiendo esa advertencia empezamos nuestro trayecto y comenzamos a subir. El mapa de la entrada hacía ver que las distancias eran muy cortas. Caía la noche y me di cuenta que no fue tan corto como el mapa me lo dijo. Para adornar la noche empezó a llover, saqué mi impermeable y también me adorné.

Al frente de la caminata casi siempre estábamos Arly, Lobo y yo. El tiempo se pasaba rápido porque íbamos hablando. A veces Pedro decía que nos detuviéramos porque algunos iban con un paso más lento y no podíamos dejarlos atrás. Prácticamente nos iba cuidando a todos. Alrededor de las diez de la noche nos encontrábamos al frente Arly y yo, Pedro se regresó porque alguien se sentía mal a causa del agotamiento. En ese pequeño lapso hubo otro suceso realmente espantoso. De repente Arly y yo escuchamos unas voces que decían “¡Quién anda ahí!”. En ese momento nos detuvimos, se veían sus lámparas a lo lejos. En ese momento valoré mi vida, me espanté demasiado. Los que iban atrás nunca se dieron cuenta de lo que pasaba, pocos percibimos este hecho. Arly emitió un ruido para que Lobo se acercara y rápidamente lo hizo. Después de un breve diálogo se revelaron las identidades de estos sujetos, se trataba de 3 personas que también querían llegar a nuestro objetivo. Al hablar nos compartieron un detalle que ni yo me había percatado pero que compartíamos tanto ellos como nosotros: Estábamos perdidos.

Era muy cierto, ya habían pasado casi cuatro horas y no veíamos nada. La lluvia hacía nuestro paso más cuidadoso para no resbalarnos, algunas de las niñas estaban muy cansadas y los chocolates se agotaban. En una ocasión el camino se dividía en dos, uno de nuestros invitados sorpresa inspeccionó brevemente uno y Pedro y yo fuimos hacia el contrario. Como mi lámpara alumbraba muy bien, nos dimos cuenta que no íbamos tan perdidos como creíamos porque nos encontramos con un pequeño contenedor de agua, se veía espectacular. Al ver esto, Lobo recordó el camino y decidió cuál íbamos a tomar.

Pasaban las doce de la noche y aún no dábamos con aquel lugar prometido desde hace un año. El equipo comenzaba a cansarse, como consecuencia a desalentarse. Lobo siempre decía que ya estábamos por llegar. Después de tantas veces escuchar lo mismo ya no le creía. Karen era la más agotada de todos, ella si se detuvo varios instantes a tomar un descanso. Alguien propuso acampar en dónde fuera para continuar al día siguiente porque la mayoría ya se había fastidiado. Como bien saben, quién escribe este texto es muy necio y prefirió por seguir hasta llegar. De este modo les decía a mis compañeros que diéramos un poco más de nuestro esfuerzo. Tal vez no soy muy emotivo al expresarme, supongo que ni ellos han de recordar este hecho.

Llegamos a un terreno plano, no era muy grande. Lobo volvió a decir que ya estábamos cerca. Esta vez sonaba más convencido, era cierto, en menos de diez minutos llegamos al fin a San Rafael. No logré contemplar el paisaje porque la noche y la niebla no dejaban percibirlo. Solo se veían las estrellas. Sin embargo la lluvia no se detenía pero aun así logramos instalarnos sin problemas. Lo segundo que hicimos fue cenar y convivir un poco.

Después de un largo caminar, mis piernas comenzaban a sentir el desgaste sufrido. En ese entonces fue cuando me di cuenta que no estaba tan energético como yo creí. Pasamos a nuestras respectivas casas de campaña para descansar un poco. En esta ocasión no estuve en soledad como el año pasado, me fui con otras dos personas, Richi y Yosa. Tuvimos una de esas conversaciones que si alguien que no entiende nuestro contexto las escucha, todo podría malinterpretarse. Afortunadamente quién quedaba mal era Yosa. Mientras dormía no sentía frío, Yosa nos compartió su cobija.

En la mañana me percaté que no sentí frío porque me apañé toda la cobija de Yosa, como consecuencia ella sintió lo que yo no sentí. Al salir ahora sí podía contemplar el paisaje y el partido de futbol. Rafa tuvo la brillante idea de traer un radio, además nos alegró esa parte del día con unos chistes. Había un contenedor de agua y podíamos limpiarnos ahí aunque estaba muy fría. Desayunamos, nos tomamos una foto, aquella gloriosa foto con más de 1000 comentarios en Facebook. Tan gloriosa estuvo la foto que se me presentó la oportunidad de escribir el comentario número 1000 pero Yosa tuvo la ocurrencia de arruinarlo con una expresión muy tonta. Lo peor es que ella fue la ofendida. En fin, regresando a la historia, nos preparábamos para el regreso.

Comenzamos a bajar, me mentalicé para otras 6 horas de camino. No ocurrió algo fuera de lo normal, solamente Paco se cayó y parecía ermitaño porque se apoyaba de un palo. En el autobús de regreso intentaba dormir pero como siempre, tuvieron la pertinencia de molestarme mientras lo hacía. Mi neurosis salió a flote y logré generar un espacio de respeto y soledad. Llegamos al curso agotados listos para la siguiente semana, en dónde se realizaría la eliminación para ser monitor.


Así es como despido esta primera parte. Espero haya sido de su agrado, se viene lo bueno en la parte final de esta historia. Comenten y gracias.